Os voy a contar mi plan de hoy. Bueno, mi plan sobre las 7 de la tarde era dejar a Nico con su padre cuando volviese del trabajo y meterme en el despacho a ponerme al día con ciertas cosas y a la vez escribiros una entrada fabulosa, pero he preferido meterme en la cocina que horas antes había dejado impoluta y me he puesto, así, como quien no quiere la cosa, a improvisar unas hamburguesas de brócoli, puerro, tofu y cebolla bien picadita. El invento ha salido rico, lo malo ha sido mi cara de «¡oh, no, la cocina otra vez!
Y si señores, la cocina, ese lugar tan querido por mi y a la vez tan odiado cuando me invade la locura de «improvisar» rápidamente dejando todo hecho un caos. Al final, ni blog, ni revisar documentos, ni nada. Cansada porque los días no me cunden.
Eso me hace pensar en el hecho de que Oscar y yo queremos conseguir apuntar a Nico a la guarde a partir de Abril. La verdad, una parte de mi se niega a separarse de él. Os juro que se me escapa alguna lagrima mientras escribo esto , y la otra me lo está pidiendo a gritos. Necesito mi espacio vital, aquel al que renuncié hace 17 meses y que no creía que fuera tan duro perder. Si quiero avanzar profesionalmente necesito un par de horitas de descanso para mi. Creo que si recupero en mi día a día ese par de horitas necesarias para emprender ciertos proyectos, estaré más motivada, más descansada y con más energía para afrontar el resto del día junto a mi niño. La cosa que más quiero en esta vida.
Y porque en parte, creo que estoy privando a Nico de ir desarrollándose, de experimentar y crecer. Lo siento, si, creo que un niño donde más feliz puede estar es con sus padres, pero demasiado tiempo en el mismo entorno, día tras días, hace que sin querer ni darnos cuenta, repitamos con él ciertos comportamientos o situaciones que por cansancio acumulado o energía baja, hace que muchas veces no sea el correcto. Y lo digo por experiencia propia. Claro que también todo depende del carácter de tu hijo, si es tranquilote y muy enmadrado, seguramente sea un engorro y traumático tener que pensar en dejarlo en la guarde y más si puedes permitirte el quedarte en casa. Me parecen muy respetables todas las opciones, lo importante es lograr un equilibrio, que después de 17 meses parezca que todo avance y no se estanque como es mi caso. Necesito llenarme de energía para hacer todas esas cosas que, pese a estar pegado a él, se escurren y pierden. Y porque antes que MADRE, y muy buena madre, me considero persona. Y como persona debo estar al 100% para darle el 300% a mi hijo.
Así que a ver lo que nos depara estos meses de nuevos cambios, adaptación…
Ya me veo las primeras semanas llorando como una magdalena, mirando el reloj cada dos por tres para tener que ir a buscarlo y ver si me recibe con cara de felicidad, de ¡oh, mami, me lo he pasado genial, pero te he echado de menos! Esta etapa, sino ahora, tenía que llegar. Y doy las gracias porque he podido permitirme estar en casa desde que di a luz para no separarme de mi hijo y ver todos sus avances. Sin perderme nada. Ni su primera sonrisa, su primera pedorreta, sus primeros juegos, primera papilla, sus primeros pasos…
Los cambios son necesarios. De eso trata la vida, de avanzar y más con un hijo. Da igual el ritmo. Pasito a pasito, a zancadas. Supongo que de la manera que mejor se adapte a la pareja, a uno mismo. Da igual lo que digan los abuelos, el resto de familia, los amigos que te aconsejan. No escuches a nadie. Creo que cuando tu hijo cumple 1 año, a todos les entra las prisas sobre qué hacer con tu hijo sin pensar en como quieres llevar tu vida, el ritmo que quieres seguir, y sin ponerse en el papel de los padres y más concretamente de nosotras las madres.
Es tu hijo. ¡Tuyo!.
Si no estás preparado, no lo hagas.
pero si lo necesitas, no esperes sintiéndote culpable y a por ese pasito hacia delante…